Título de La Nación - 20/03/2025 08:56:15

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“Es un paisaje muy raro”. Fue un centro ceremonial preincaico y es un misterio para la cienciaPor Franco Spinetta

Es fácil decir que este sitio es un accidente geológico, un capricho del tiempo y la erosión.

Es fácil decirlo, sí, pero después uno lo ve y la explicación se vuelve insuficiente.

No hay manera de prepararse para esto: venimos avanzando por el altiplano salteño, cruzando formaciones de piedra negra y matas doradas que sobreviven donde la vida parece un error.

A lo lejos, el Llullaillaco, el volcán que guardó a los Niños de Llullaillaco durante cinco siglos, sigue ahí, en su indiferencia milenaria.

El Antofalla, más bajo pero igual de solemne, recorta el horizonte en otro frente.

Atravesamos un cañadón y reaparece el salar de Arizaro, una llanura interminable que, de pronto, tiene una anomalía..

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